Cumbre hispano-portuguesa

Sánchez cambia el protocolo de la Cumbre con Portugal para ocultar el enfrentamiento de Calviño y Díaz

Los ministros de ambas delegaciones no han participado en el recibimiento de las delegaciones en Trujillo y el equipo de Sánchez distribuirá la foto de familia para evitar la presencia de periodistas

Protocolo Calviño Díaz
El primer ministro de la República de Portugal, Antonio Costa, junto al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. (Foto: Efe)
Joan Guirado
  • Joan Guirado
  • TRUJILLO
  • Enviado Especial
  • Corresponsal de Gobierno y Casa Real. Siguiendo la actividad del presidente y líder del PSOE, Pedro Sánchez, y del Rey de España. También política catalana.

Las tensiones que vive el Gobierno de coalición han tenido consecuencias este jueves en la celebración de la cumbre hispano-portuguesa que se celebra en la localidad cacereña de Trujillo. Pese al acuerdo que se alcanzó ayer, y que no es más que una tregua que puede durar días. Moncloa ha cambiado el protocolo del recibimiento entre las dos delegaciones, con Pedro Sánchez y Antonio Costa al frente, para evitar así que los medios de comunicación centrasen su atención en las vicepresidentas Nadia Calvino y Yolanda Díaz, enfrentadas por la reforma laboral.

A diferencia de lo que ha ocurrido en otras cumbres similares, como la que se celebró en Guarda (Portugal) el año pasado, los ministros de ambos países no han participado en el recibimiento inicial. Únicamente Pedro Sánchez y su homólogo portugués Antonio Costa han estrechado las manos y se han hecho la fotografía con un ligero retraso sobre la hora prevista, por culpa de la llegada más tarde a Trujillo del primer ministro de Portugal.

Tras una semana de discusiones y peleas al más alto nivel, con consecuencias todavía imprevisibles, Moncloa ha querido evitar que los medios de comunicación captasen la frialdad entre las dos vicepresidentas del Gobierno español. La foto de familia entre ambas delegaciones se producirá tras la reuniones, en un encuentro cerrado, con imágenes que distribuirá la propia Secretaría de Estado de Comunicación del Ejecutivo.

Este cambio en el protocolo demuestra que la tensión que se ha producido a cuenta de la reforma laboral no es una más entre los dos socios. En esto coinciden fuentes de PSOE y Podemos. La discusión de los últimos días es una de las más preocupantes desde que el Gobierno de coalición echase andar hace 19 meses. Tal es así que, en los últimos siete días Pedro Sánchez y Yolanda Díaz no han cruzado palabra. Tampoco lo han hecho las dos vicepresidentas, enfrentadas por el control de la negociación del nuevo marco de relaciones laborales.

En el gabinete del presidente esperan zanjar la crisis en la reunión que se producirá el próximo martes en el Palacio de la Moncloa. Sánchez ha convocado a Calviño y Díaz, además de los ministros de Hacienda y Función Pública y Seguridad Social e Inclusión, María Jesús Montero y José Luis Escrivá, para abordar la forma en que se debe dar respuesta a la reforma laboral. Y es que superada la discusión por los nombres, ahora todo se centra en el qué. Podemos defiende una derogación íntegra mientras que el PSOE habla de modernización.

Situación delicada

La relación entre los socios de coalición es frágil. Se trata, dicen desde ambos partidos, de la “situación más delicada” que se ha vivido nunca hasta ahora. Por eso desde Moncloa tratan de evitar cualquier chispa que pueda acabar en un nuevo incendio. De ahí que a la reunión del martes el presidente acuda con los ojos bien abiertos y con una petición expresa a sus ministros de ser constructivos. Las diferencias sobre cómo actuar con la reforma laboral son tan grandes que antes del 31 de diciembre, fecha límite que se pusieron para la derogación, parece improbable que lleguen a un acuerdo. Hasta entonces y a partir de entonces todo puede ocurrir.

Sin contacto

A diferencia de lo que ocurría con Pablo Iglesias, Sánchez ha cambiado su relación con Yolanda Díaz a la hora de resolver la crisis. Con el ex vicepresidente del gobierno el jefe del Ejecutivo se veía presencialmente para zanjar las tensiones una vez explosionaban en los medios. Con la nueva líder de Unidas Podemos ni descuelga el teléfono. Delega esos trabajos en manos del ministro de la Presidencia, Relaciones con las Cortes y Memoria Democrática, Félix Bolaños. Fue él quien se vio con Díaz y Ione Belarra para alcanzar un principio de acuerdo. Sánchez no ha hecho el intento de hablar en ningún momento de la crisis con su vicepresidenta, algo que ha molestado a Díaz.

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